François Duvalier nació en la capital haitiana, Puerto Príncipe, de una familia humilde de agricultores negros originarios de la Martinica. A pesar de ello, consiguió empezar sus estudios de Medicina (lo que justifica su apodo de "Papa Doc") y realizó sus prácticas en el campo. Debido a sus labores médicas en la lucha contra el tifus, paludismo y otras enfermedades tropicales con la gente más desfavorecida alcanzó una gran consideración y notoriedad. En 1939 se casa con Simone Ovide y en 1946 llega a ser director general del Servicio Sanitario Nacional. En 1949 pasó a ser Ministro de Sanidad y de Trabajo. Tras oponerse al golpe de Estado que lleva a cabo Paul Eugène Magloire, se ve obligado a esconderse y a pasar a la clandestinidad hasta que se proclama una amnistía en 1956.
En 1957 las circunstancias cambian, se promulga una nueva constitución y François Duvalier, apoyado por el Ejército, triunfa en las elecciones presidenciales haitianas, para un período de 6 años. Llevó a cabo una campaña electoral de tipo populista, preconizando una estrategia pro negritud, en la que apelaba a la mayoría afrohaitiana y que se oponía a la élite mulata que estaba en el poder. Duvalier renovó la tradición del vudú y posteriormente lo usó para consolidar su poder, afirmando que él mismo era un hougan. Duvalier imitó de modo deliberado la imagen del Barón Samedi en su intento de resultar aún más convincente. Usaba frecuentemente gafas de sol y hablaba con un fuerte tono nasal.
El 22 de diciembre de 1958 en la frontera dominicohaitiana entre Jimaní y Mal Pase, Trujillo y el dictador François Duvalier firmaron un acuerdo de mutua protección. El acuerdo establecía entre otras cosas que ninguno de los dos gobiernos permitiría en sus respectivos territorios actividades subversivas en contra de alguno de ellos, ni que los exiliados políticos realizaran propaganda sistemática incitando al empleo de la violencia en contra de sus estados.
Duvalier trabajó para consolidar su posición política; tras sobrevivir a un atentado contra su vida en el año 1958, depuró el ejército para deshacerse de elementos que le pudieran ser hostiles. Su mandato pasó a ser mucho más brutal y represivo. En 1959, inspirado por los camisas negras del fascismo italiano creó una milicia que se conoció como VSN Voluntarios de la Seguridad Nacional para proteger su poder fuera de la capital. Los miembros de la VSN pasaron a ser conocidos posteriormente como los Tonton Macoute, y se convirtieron de algún modo en el espinazo del país. Dado que estas milicias no recibían remuneración alguna, ellos mismos inventaban sus propios medios de financiación a través del crimen y de la extorsión. Para proteger su propia integridad, Duvalier utilizaba la Guardia Presidencial.
Las presiones internacionales contra François Duvalier se hicieron más fuertes durante la presidencia estadounidense de Kennedy debido a la evidente apropiación de las ayudas internacionales recibidas por Haití. Esta ayuda se suspendió oficialmente en 1962, pero tras la muerte del presidente Kennedy (que Duvalier achacaba a una maldición que él mismo había lanzado) la tensión se aflojó bastante. La administración norteamericana opinó que era necesaria la presencia de un estado claramente anticomunista para contrarrestar la influencia de la vecina Cuba.
A mediados de los años 1960 estaba bastante claro que Duvalier no tenía ninguna intención de dejar el poder. Modificó personalmente la Constitución y en 1961 volvió a resultar elegido en las elecciones por seis años más: el escrutinio oficial señaló 1.320.000 votos a favor de Duvalier y ni uno solo en contra. Se autoproclamó Presidente vitalicio en 1964 con poderes absolutos haciendo votar una nueva Constitución en una Asamblea Nacional compuesta por diputados que él mismo nombraba. Un mes después, en junio de 1964 fue refrendado por el pueblo como Presidente vitalicio con derecho a sucesión.
En 1966, consiguió que el Vaticano le permitiera elegir a los miembros de la jerarquía católica haitiana. Al perpetuar este nacionalismo negro, pudo reforzar también su control de la isla, al controlar las instituciones religiosas.
En esa época se inició también el culto a la personalidad alrededor de la imagen del dictador haitiano como emblema físico de su propia nación. Como ya había sucedido con alguno de sus predecesores, se sospecha que Duvalier trató de convertirse en emperador de Haiti y de trasformar el país en una monarquía. También creó una tasa obligatoria para la población para financiar la construcción de Duvalierville, la ciudad de Duvalier que se diseñó de modo ostentoso. El dinero de este impuesto sólo se utilizó anecdóticamente en la construcción de dicha ciudad, yendo a parar en su mayor parte a las cuentas corrientes de Duvalier.
En su país, Duvalier utilizó tanto el asesinato como la expulsión para eliminar a sus adversarios políticos. Se calcula que fueron más de 30.000 las personas asesinadas. Los ataques llevados a cabo contra Duvalier por algunos militares fueron reprimidos con una especial dureza; en 1967 la explosión de algunas bombas en las cercanías del Palacio Presidencial acarreó la ejecución de veinte oficiales de la Guardia Presidencial. En esta oportunidad, los barcos de la marina bombardearon durante casi todo el día el Palacio Nacional. Eran barcos viejos, tres en total que armados con cañones obsoletos hicieron su mejor esfuerzo por sublevarse y derrocar a Duvalier. En el transcurso de dicho día la única oposición que hubo de parte de las fuerzas leales a Duvalier fue el intento de repeler a los marinos sublevados con el único avión de la Fuerza Aérea, un P-54 reliquia de la Segunda Guerra Mundial. El avión al filo del medio día intentó ametrallar a uno de los barcos fallando todas las ráfagas de ametralladora disparadas. Las trazadoras hicieron impacto únicamente en el mar azul profundo de la bahía. La refriega entre barcos y el P-54 duró unos cuantos segundos. Acto seguido el avión aterrizó y no volvió a despegar más. Es probable que hubiese recibido algún daño. Al filo del atardecer los barcos tomaron rumbo a Cuba llegando a Guantánamo en donde recibieron asilo. En tierra quedaron docenas de marinos que por alguna u otra razón no pudieron abordar. Sus casas fueron saqueadas y luego quemadas. Aquellos que corrieron con mejor suerte lograron refugiarse en las embajadas. La Embajada de Guatemala recibió a la familia de uno de los Capitanes que participó en el ataque. Aquellas familias que no lograron huir en los barcos y que no pudieron obtener asilo en alguna embajada, sin duda corrieron con una suerte terrible. Su reinado del terror mantuvo el país bajo su control directo hasta el momento de su muerte en 1971.
Fue glorificado por sus seguidores casi como un dios y a su muerte, según su voluntad, y la Constitución que él mismo había diseñado, le sucedió su hijo, Jean-Claude Duvalier, Baby Doc, que pasó a ser Presidente vitalicio cuando sólo contaba 19 años de edad. A la muerte de François Duvalier, Haití era el país más pobre de América, ocupaba el primer puesto en analfabetismo y la salud pública estaba en un estado desastroso.
Al ser derrocado su hijo quince años más tarde, en 1986, el cuerpo de François Duvalier fue desenterrado y apaleado ritualmente.
No hay comentarios:
Publicar un comentario