Iker Jiménez presentó en Cuarto Milenio el caso de "un hombre que la Unión Soviética quiso apartar de la Historia de un plumazo". "Vamos a hacerle un homenaje merecido", anunció. El misterio lo había investigado Gerardo Peláez -uno de sus colaboradores en el programa de Cuatro- y se ilustró con un retrato del cosmonauta Ivan Istochnikov en traje espacial, una foto con sus colegas ante el Kremlin y otra posterior en la que se le había borrado, entre otras imágenes.
"La pregunta es por qué (se le borró), qué había hecho ese hombre, por qué molestaba", dijo Jiménez. "Estuvo embarcado en una misión que fue un fracaso estrepitoso para la URSS y, lógicamente, eso no se podía dar a conocer", respondió Peláez. Istochnikov era "muy conocido" en la URSS, según los dos periodistas, y desapareció en 1968 a bordo de la Soyuz 2. Para ocultar el fracaso, fue borrado de la Historia: se le eliminó de las fotos, su familia fue deportada a Siberia, y sus amigos y colegas, silenciados.
El caso, explicaron en Cuarto milenio, salió a la luz en 1993, cuando un periodista compró en una subasta de Sotheby's en Nueva York un lote con material desclasificado procedente de la URSS. "Y ahí descubre este hombre, que creo que se llamaba Mike Arena, una fotografía con el fantasma en carne y hueso, presente", puntualizó Jiménez, quien concluyó: "Lo cierto es que ese hombre (por el cosmonauta) no aparece en las fotografías oficiales y estaba ahí". Impresionante... y falso, porque Ivan Istochnikov es tan real como el Pato Donald.
Sin embargo, una historia alternativa recogida en diversos medios, webs y correos electrónicos, dice que en realidad a bordo de la Soyuz 2 estaban el coronel Ivan Istochnikov y una perra llamada Kloka, y que los dos desaparecieron misteriosamente mientras la nave estaba en órbita sin que nunca se haya logrado averiguar el motivo de esta desaparición ni qué fue de ellos.
En plena carrera espacial las autoridades rusas habrían querido silenciar a toda costa este asunto, y más después de la muerte de Vladimir Mikhailovich Komarov a los mandos de la Soyuz 1, con lo que procedieron a eliminar toda referencia a su participación en esta misión y a reescribir los registros de modo que la versión oficial pasó a ser que Istochnikov habría fallecido debido a una enfermedad meses antes de la misión. Familiares, amigos y colegas habrían sido aislados, chantajeados y en general obligados a mantener el secreto.
Aunque al principio las autoridades rusas parecieron salirse con la suya, con el tiempo la existencia de Istochnikov habría acabado por salir a la luz de forma casual tras la adquisición por parte del periodista norteamericano Michael Arena de material del programa espacial ruso en una subasta, pues el lote adquirido por el perriodista incluía escritos y fotografías de Giorgi Beregovoi, el tripulante de la Soyuz 3, y entre las fotografías había una que le llamó en especial la atención a Arena porque en ella salen seis cosmonautas, en lugar de los cinco que salen en la versión «oficial» de la foto.
Picado su interés, Arena se puso a investigar, y ayudado por el clima de apertura informativa de la perestroika, consiguió sacar a la luz la verdadera historia del vuelo de la Soyuz 2, como se puede leer en la web de la Fundación Sputnik, una organización dedicada a sacar a la luz los secretos del programa espacial soviético, organización de la que es miembro Michael Arena…
Pero el único problema de esta segunda historia es que es totalmente falsa, pues tanto Istochinikov como las fotos y los textos que acompañan su historia no son más que una elaborada creación de Joan Fontcuberta, quien convencido de la capacidad de los ordenadores de manipular la imagen y con esto la «realidad» viajó a Rusia para documentarse y tomar las fotos que luego utilizaría como «pruebas» una vez convenientemente alteradas.
De hecho, la cara de Istochnikov en las fotografías es la del propio Fontcuberta, e incluso el significado del apellido del cosmonauta es una pista de que todo es un elaborado engaño, ya que significa aproximadamente lo mismo que Fontcuberta, es decir, fuente oculta o cubierta.
El resultado final de todo este trabajo fue presentado en Madrid en 1997 en una exposición llamada «Sputnik: La odisea de la Soyuz 2», exposición que luego ha ido itinerando por muchos lugares del mundo y pillando a más de uno despistado, pues aunque en la web de la Fundación Sputnik se puede leer -eso sí, en rojo sobre rojo-
TODO ES FICCIÓN - TODO ES FiCCIÓN - TODO ES FiCCIÓN
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