jueves, 14 de julio de 2011

MATA HARI


Margaretha Geertruida Zelle nació el 7 de agosto de 1876 en Leeuwarden, Holanda. Su padre era un hombre de negocios holandés, y su madre, de ascendencia javanesa (los holandeses tenían Java como posesión colonial), murió siendo todavía joven.

Su padre suplió la ausencia materna con excesivos cuidados de la joven Margaretha, que destacó por su belleza desde muy temprano, y que llegó a recibir proposiciones de su mismo profesor de bachillerato.

En 1895 respondió a un anunció de solicitud de esposa publicado por Rudolf MacLeod, un oficial del ejército holandés. Se casaron ese mismo año, cuando ella tenía 19 y su esposo 39, y se trasladaron ya con su primera hija hacia las Indias Orientales, donde él fue destinado.

Esto le permitió a Mata Hari entrar en contacto directo con la cultura de ese continente. Perdió a su segundo hijo por un extraño envenenamiento, presuntamente en venganza por el trato dado por su marido a un sirviente nativo.

La muerte del hijo supuso un duro golpe para la familia que no fueron capaces de superar. El marido buscó amparo en la bebida y frecuentaba bien poco el hogar. Se dice que esta soledad llevó a Mata Hari a sus primeros contactos con la cultura javanesa y con las técnicas amatorias orientales, que le proporcionarían años más tarde fama como una cortesana que llegaba a cobrar por velada 1.000 francos de la época (unos 600 euros en la actualidad).

De regreso a Amsterdam, donde el militar fue absorbido por el alcoholismo y la vida mundana, consiguió el divorcio aduciendo maltratos, y se fue a París.

Armada de valor y aprovechando la sensación de orientalidad que emanaban sus rasgos, así como el ambiente cultural de la época, propicio a dejarse fascinar por el encanto de lo éxotico, se hizo pasar por una supuesta princesa de Java llamada Mata Hari (que significaba "ojo del amanecer"), ejerciendo de bailarina exótica y protagonizando espectáculos de danza donde se iba desnudando poco a poco, aunque nunca de la parte superior, pues según ella, su marido le había arrancado un pezón en un acto de ira.

La mentira y la imaginación, como salida obligada para superar su penosa situación económica, empezó a dar sus frutos y a la vista de sus ventajosas consecuencias, pasó a convertirse en algo habitual. París fue un revuelo con auténticas pugnas para conseguir las primeras filas en sus espectáculos. Danzaba las sagradas danzas indias del "devandasisher" y el "kandaswami", y viajó por toda Europa relatando su historia de cómo nació en un templo sagrado hindú y le fueron reveladas desde niña las sagradas danzas de su gente.
También fue cortesana y tuvo romances secretos con numerosos funcionarios militares e incluso políticos de alto nivel. Este tipo de relaciones, así como los contactos que tuvo entre lo más florido de la alta sociedad, resultarían el origen de su perdición.

Tuvo numerosos amantes, entre los que destacaron el mayor Arnold Von Kalle, alto jefe militar alemán, Adolphe Pierre Messimy, ministro de guerra francés, Alred Kiepert, un latifundista alemán, el compositor Giacomo Puccini, el Barón Henri de Rothschild que le dio varias pulseras de rubies y diamantes, y Tadea Mirszlac, la gitana amante de Francisco Jose I de Austria y de su hijo Rodolfo.


Todo el mundo quedaba extasiado ante su belleza. ¿Era realmente hermosa? Resulta muy discutible. Con más propiedad podría llamársela exótica. El prestigio de sus danzas y el encanto pseudo-oriental de que había sabido rodearse indudablemente debían influir sobre sus admiradores confiriéndole una belleza producto en gran parte de su imaginación.
Su fama como bailarina crecía, pero el paso del tiempo no perdonaba a una Mata Hari que poco a poco iba dejando de ser la adorable jovencita de sus inicios. Al perder sus encantos físicos, que hoy en día no resultarían demasiado sobresalientes para nuestros gustos, empezó a ejercer con más asiduidad de cortesana, aprovechando sobre todo el mito que rodeaba su figura. De esta forma, pudo seguir llevando un nivel de vida similar en los años siguientes.

En aquellos tiempos, intentó recuperar a su hija, que vivía con su padre en Holanda, pero resultó imposible. Mandó a su ama de llaves que volvió con las manos vacías tras varias horas de espera a la puerta del colegio donde estudiaba, ya que aquel día su padre fue a recogerla. La hija de Mata Hari acabó muriendo algunos años después de la muerte de su madre, curiosamente días antes de un viaje a Java en el que había puesto muchas esperanzas.

"¿Una ramera? ¡sí!, pero una traidora, ¡jamás!" es una frase que se le atribuye a Mata Hari durante el juicio sumarísimo al que fue sometida.

La trama de espionaje en la que Mata Hari se vio envuelta es bastante enrevesada y en muchos puntos no del todo aclarada, pues hay versiones contradictorias sobre lo que ocurrió. Cuando estalla la Primera Guerra Mundial en julio de 1914 ella está en Berlín, donde baila en un importante music-hall, y tiene por amante al jefe de policía de esta ciudad.

Unos meses despues aparece en Holanda, residiendo en el Hotel Victoria de Amsterdam. En marzo de 1915 sale para Francia, y poco despues esta en Madrid. Un capitán inglés llamado Fernand Tuohy dice que bailó durante varios meses en un music-hall de Madrid al mismo tiempo que se ponía en contacto con agentes abiertamente partidarios de Alemania. Es entonces cuando sus actividades comienzan a despertar las sospechas para los servicios de inteligencia aliados, y a partir de entonces la mantendrán estrechamente vigilada.

En la primavera de 1916 vuelve a Francia, donde se aloja en el Gran Hotel de París, y segun los informes de los agentes franceses que seguían sus movimientos se dedicaba a relacionarse con oficiales de las naciones aliadas que se encontraban de paso allí. Es en esta epoca cuando Mata Hari conoció al que sería el amor de su vida, Vadim Masloff, un soldado ruso destinado en Francia, quien en ese momento estaba de permiso en París. Durante varios días y varias noches no se separaran uno del otro.

El siguiente episodio es el más difuso de todos porque hay dos versiones contradictorias, una la de Mata Hari y otra la de sus acusadores.

Segun Mata Hari ella fue a visitar al capitán Ledoux para solicitar que le extendiera un salvoconducto para Vittel, donde había un hospital militar en el que se encontraba su amado Vadim Masloff, al que acababan de herir en un ojo. Mata Hari dice que en el transcurso de esta entrevista Ledoux le ofrecio prestar servicios como espía a favor de Francia, y que ella aceptó.

En cambio segun la versión de Ledoux fue Mata Hari quien fue a ofrecerle sus servicios como espía, y que él rapidamente desconfió pues sabía que era sospechosa de trabajar a favor de los alemanes, por lo que decició dejarla actuar pero manteniéndola vigilada hasta descubrir lo que se traía entre manos.

El caso es que Mata Hari se embarco para Holanda (aunque haciendo el viaje a través de España, Portugal e Inglaterra), donde debería entrar en contacto con un agente francés que le daría instrucciones. Sin embargo en el trancurso del viaje fue interceptada por los ingleses que también la consideraban sospechosa, y tras interrogarla le dijeron que no podía ir a Holanda y que debía regresar a España.

Segun la versión de Mata Hari en el juicio, como en Madrid estaba desocupada, decidió trabajar por su cuenta para así demostrar su utilidad a los franceses que tanto desconfiaban de ella. Por eso entró en contacto con el agregado militar alemán Von Kalle. Tras conseguir información sobre un desembarco de tropas alemanas en Marruecos, le pasa esa información a Ledoux en París. Sin embargo los franceses no confían en ella, ya que siguen considerando que trabaja para Alemania, y que solo es una estratagema del enemigo.

Finalmente se produce el desenlace de la historia cuando los franceses interceptan un mensaje cifrado de los alemanes que confirmaba sus sospechas, ya que el mensaje se refería a uno de los agentes alemanes llamado H21 y cuyos movimientos eran exactamente los que había hecho Mata Hari en los ultimos tiempos. Ademas en el mensaje se dice cuales serán sus siguientes pasos: ir a París y recoger 5.000 dolares en pago a sus servicios que hay depositados en el Banco Comptoir d'Escompte.

De esta manera cuando Mata Hari llega a París en enero de 1917 ya tiene sobre ella a todo el servicio francés de contraespionaje. Efectivamente Mata Hari recoge el dinero en el Comptoir d'Escompte, lo cual será definitivamente su perdición. Tras vigilarla algunas semanas en espera de obtener más información se decide proceder a su detención, que se produce el 13 de febrero a las siete de la mañana en el numero 103 de la avenida de los Campos Elíseos.


Tras su arresto fue recluida en la prisión de San Lázaro en las afueras de París. Más tarde fue sometida a juicio acusada de espionaje, de ser una agente doble para Alemania y Francia, y de haber causado con ello de forma indirecta la muerte de miles de soldados. Al final se le encontró culpable, aunque sin pruebas concluyentes, y basadas en hipótesis que hoy no se sostendrían en un juicio moderno. De hecho, una asociación de su ciudad natal pidió hace algunos años al Ministerio de Justicia francés una revisión póstuma del caso, aunque aun no se han pronunciado.

Momento de la ejecución de Mata Hari el 15 de octubre de 1917


Fue ejecutada por un pelotón de fusilamiento en la mañana del 15 de octubre de 1917. Tenía 41 años. Sobre los detalles de este episodio circularon muchas leyendas, como que antes de morir se despidió de los soldados del pelotón agitando la mano, o que sólo vestía un abrigo de piel, del cual se despojó para persuadir a sus ejecutantes, o que los propios soldados tuvieron que ser vendados para no sucumbir a sus encantos. En todo caso, si parece probado que lanzó un beso de despedida a sus ejecutores y que, de los 12 soldados que constituyeron el pelotón de fusilamiento, sólo acertaron 4 disparos, uno de ellos en el corazón que le causó la muerte instantánea.

El oficial a cargo, como así era habitual en estos casos, ultimó el acto con un innecesario disparo de gracia en la sien. La noticia recorrió el mundo. Hay incluso una narración periodística que detalla este dramático momento describiendo la expresión de su rostro, forma de caída y disposición final del cuerpo en el suelo. También existe una fotografía a cierta distancia de los momentos previos a su ejecución, justo enfrente del pelotón de fusilamiento, cuando el oficial está leyendo los cargos.

Su cuerpo, que no fue enterrado, se empleó para el aprendizaje de anatomía de los estudiantes de medicina, como era habitual para los considerados criminales y ajusticiados en aquella época. Su cabeza embalsamada, que tenía el pelo teñido de rojo, como atestiguan quienes la vieron, permaneció en el Museo de Criminales de Francia hasta que en 1958, desapareció seguramente robada por un admirador.

Hasta pocas horas antes del fusilamiento, Mata Hari tuvo la esperanza de que el presidente de la República le concediera el indulto.

Cuando le fue denegado ella aun no podía creer lo que iba a suceder aquel amanecer del 15 de octubre. Sin embargo, con la ayuda de las numerosas charlas que había sostenido con la religiosa que le asistió cierto tiempo, y la aceptación progresiva de que podría suceder lo peor, hicieron que sus últimos actos fueran acordes al mito que representaba ya para sus contemporáneos. En momentos como esos, no es posible fingir una artificial rectitud o valentía. Margaretha Geertruida Zelle, siempre proclamó insistentemente su inocencia, hasta el último instante.

Hoy por hoy, la tesis más extendida sobre el caso Mata Hari es que, aunque reveló datos sobre ciertos movimientos alemanes y franceses sin importancia, como el desembarco nocturno de algunos oficiales del Kaiser en Marruecos, o la insustancial comunicación al enemigo de movimientos de tropas francesas que aparecían incluso en la propia prensa parisina, estos fueron siempre irrelevantes debido a la nula preparación de Mata Hari como espía, aunque en el juicio sus acusadores franceses llegaran a afirmar que había sido entrenada en Holanda en una escuela para tal fin.

Mata Hari era más bien una cortesana en aquellos momentos, que aceptó encargos de esta índole con tal de poder seguir con su alto ritmo de vida y asistir, en territorio de guerra, a su joven amado herido en combate. Quienes han estudiado este personaje dicen que en realidad se tomó esta labor como un juego, no siendo consciente de que el mundo ya no era el que había conocido antes de 1914, y que la guerra lo había cambiado todo.

Una tesis bastante difundida sostiene que los alemanes, tras considerar que este personaje les resultaba molesto, prepararon su eliminación a manos del propio enemigo, tendiendo la trampa al contraespionaje francés para que asociaran a Mata Hari como un agente alemán. La jugada era perfecta. Al enviar los alemanes un mensaje comprometedor y cifrado con una clave a Mata-Hari, de la que tenían constancia que sus enemigos ya disponían del método de descifrado, pero sabiendo que estos desconocían el sobreaviso alemán sobre el hecho, provocarían, como así ocurrió, que las autoridades de París creyeran a pies juntillas en la veracidad de toda la información interceptada, sin pensar que los alemanes lo habían hecho así a propósito.

Hay que mencionar el nuevo escenario de guerra de inteligencia que suscitó este conflicto mundial. Numerosos mensajes eran enviados con la unica finalidad de desinformar al enemigo, haciendo que creyeran cosas que eran falsas y usando todo tipo de argucias. Por otro lado la lucha por conseguir las claves usadas por el enemigo y estar al tanto del cambio de éstas, provocaba también auténticos quebraderos de cabeza. El envenenado radio-telegrama que destruiría a Mata Hari fue interceptado en la capital francesa por la antena de radio dispuesta en la Torre Eiffel y sirvió como principal prueba de su culpabilidad.


Mata Hari que bajo condiciones penosas había sido encarcelada durante meses antes de su fusilamiento, tuvo ciertas contradicciones en los diferentes interrogatorios a los que fue sometida, pues era una persona acostumbrada a fabular sobre su propia vida.

Según los estudiosos, su caso sirvió de chivo expiatorio ante la opinión pública por los fracasos de Francia en el frente de guerra, sin olvidarnos del rencor moral inconsciente que provocaba su estilo de vida libertino. Es sabido que cuando fueron a apresarla, pidió que le concedieran tiempo para asearse, y que llegó a mostrarse desnuda ante los ojos de sus captores, ofrececiéndoles bombones en un casco prusiano que un general alemán le había regalado años atrás.

Este atrevimiento y ostentación de contactos con amantes enemigos en plena época de guerra, muestran a una Mata Hari con la actitud propia del mito en vida que representaba, y con la seguridad de que sus contactos en la altas esferas la convertían en intocable. Todavía no era consciente del que estaba en un grave peligro y que tan pronto como tuviera problemas, todos sus contactos y antiguos amigos no querrían saber nada de ella.

La acusación de haber sido la causante de la muerte de miles de soldados franceses y ajusticiada en virtud de ello, puede ser tomada como una acción de marketing político y control social propia de tiempos de guerra, buscando una condena ejemplarizante en un momento en que era habitual la ejecución de jóvenes franceses en el frente por difusas acusaciones de traición o deserción.

Uno de sus biógrafos incide en que su endiosamiento, conocedora del mito vivo que representaba en su tiempo, así como la limitada repercusión dramática y directa de la guerra en la capital parisina, creó en ella una actitud psicológica confiada que le impidió darse cuenta de las consecuencias de prestarse a la lluvia de intereses que esta clase de juegos peligrosos conllevan. Ella estaba convencida de que siempre habría una mano amiga entre sus amantes, muchos de ellos altos cargos políticos, que la ayudaría.

Mata Hari es hoy por hoy, una leyenda que curiosamente ha terminado representando la imagen del espionaje, cuando en realidad es su antítesis, ya que para cualquier espía la discrección es un elemento fundamental.

Hoy por hoy sigue siendo un personaje descrito con pinceladas de leyenda. A pesar de la distancia en el tiempo, pocos son los acercamientos a su persona que dibujen claramente un ser humano, preso de su destino, que intentó olvidar sus propios fantasmas y tragedias personales creando un personaje ficticio llamado Mata Hari. Un personaje que optó por la huída hacia adelante de la Dolce Vita, en un intento de ocultarse a sí misma la evidencia del abismo de quien asistió en primera fila al espectáculo de la miseria humana.


Fuente: mujeresriot.webcindario.com

1 comentario: