La cuna del vampirismo tradicional en Occidente es la Europa oriental, sobre todo la más que famosa región de Transilvania en la que habitó el infame Vlad Tepes el Empalador, inspiración de la novela de Bram Stoker acerca del conde Drácula. A continuación te presentamos las características particulares de varios de los tipos de vampiro que podrías encontrar en tu periplo por las oscuridades de los bosques del Este europeo.
1. El vampiro búlgaro
Considerado uno de los exponentes más peligrosos, el vampiro búlgaro se caracteriza por poseer cualidades vampíricas en forma hereditaria, no siendo necesario el contagio a través de la mordedura. Nueve días después de la muerte del sujeto, éste vuelve a la vida en forma etérea, y tarda cuarenta jornadas más en obtener un cuerpo semejante al de un ser humano, período durante el cual suelen observarse en torno a las casas que visita su alma condenada una serie de chispazos, como si un metal golpease contra la piedra. Una vez conformada la nueva anatomía vampírica, ésta carece de huesos, por lo que al tacto el vampiro búlgaro es fofo y debilucho, no obstante su poder de mezclarse con humanos sin despertar sospechas.
2. El vampiro griego
Conocido como vrykolakas o brukolakkas (es decir, el aparecido), se lo considera especialmente hostil contra miembros de su propia familia, por lo que los parientes de un posible vampiro toman todos los recaudos necesarios para evitar que el cadáver se levante de su tumba. Las causas que provocan un caso de vampirismo en Grecia son muy variadas, y entre ellas encontramos a aquéllos que han sufrido una muerte violenta, a lo suicidas, a quienes no se les ha prodiga un entierro digno, a quienes vivieron una vida inmoral y a quienes racticaron la magia negra. La piel del vampiro griego es extremadamente rígida y si se la golpea mientres éste se halla durante el sueño emite el sonido de un tambor.
3. El vampiro húngaro
En estas regiones, el vampiro es conocido como oupire, una deormación de la palabra alemana vampyr. El vampiro húngaro no difiere en casi nada de sus homónimos del resto de Europa, excepto en su ferocidad: son especialmente temidos dada su predisposición a arrancar sangre de sus víctimas a dentelladas, en lugar de hacerlo más sutilmente. De ellos se dice que merodean cerca de lugares poblados buscando cualquier portunidad de entrar en las casas, aun sea ejerciendo el terror físico sobre los moradores. Durante siglos los habitantes de Hungría solían organizar periódicamente partidas de caza de vampiros en las que los cadáveres sospechosos eran desenterrados, atravesado su corazón por estacas, decapitados y quemados para así evitar nuevas apariciones.
4. El vampiro polaco
Una característica peculiar del vampiro polaco es que de él se afirma que no sólo deambula por las noches en busa de sangre, sino que tiene la capacidad de vagar durante parte de la jornada diurna,entre el mediodía y la medianoche. Como a todos los vampiros conocidos, lo aterroriza el canto del gallo, por lo que le es imposible estar fuera de su tumba a la madrugada. Los métodos para deshacerse del vampiro polaco no difieren en nada de la mayoría de sus congéneres: estaca, decapitación y fuego. Una precaución tomada frecuentemente por los habitantes de Polonia es el enterrar a aquéllos sospechos de vampirismo de ultratumba a una profundidad mucho mayor que a las personas comunes, de modo de dificultar su reaparición.
5. El vampiro serbio
Quizás el espécimen más curioso de cuantos tipos de vampiro existan en Europa. El vampiro serbio o damphir es el único ser que puede ver a su progenitor, a la sazón otro vampiro, pero invisible a ojos humanos. El damphir es, entonces, el vástago de un vampiro serbio y de una mortal. Lejos de sentir aprecio por su padre, sabe que no podrá convertirse en un vampiro total si no le da muerte, por lo que ocupa la mayor parte de sus días en busca de la guarida de su padre. Si la encuentra, se traba en combate con éste, y los ocasionales testigos sulen ver a un hombre pálido golpeando el aire enloquecidamente. Sólo si consigue matar al vampiro que lo engendró puede el damphir acceder sin restricciones a la categoría vampírica.
6. El vampiro ruso
Una espantosa variedad de vampiro, llamada en Rusia vieszcy o upierczy, es capaz, al igual que el vampiro polaco, de vagar entre el mediodía y la medianoche, y es además poseedor de un hábito escalofriante: no sólo se deleita con la sangre de su víctima, sino que también arranca sus corazones para devorarlos. Es tal la avidez de carne humana del vampiro ruso que es común avistarlo careciendo de manos y pies, ya que al volver a la vida en su tumba, su voracidad lo impulsa a roer esas partes de su cuerpo para calmar su hambre. A pesar de estas ansias tan marcadas, el vampiro ruso es famoso por ser especialmente retraído, tal vez hasta tímido, lo que lo empuja a escabullirse dentro de las casas sólo a la hora de la siesta o del descanso nocturno y beber su sangre o asesinarlas sólo mientras duermen.
7. El vampiro rumano
Dos clases de vampiros acechan en las amadas tierras del conde Drácula: los moroi, o vampiros vivientes, seres humanos que por medio de la magia negra poseen la capacidad de convertirse en vampiros, y los strigoi, o vampiros de ultratumba, cadáveres de los moroi que vuelven a la vida nuevamente como vampiros. Quienes están destinados a desarrolar la capacidad de convertirse en vampiros o de volver de la muerte como tales son el suicida, la bruja, el perjuro, la persona nacida con deformaciones físicas, el hijo de una mujer embarazada que ha sido atacada por un vampiro y, fnalente, el séptimo hijo varón. Existe una tercera especia, los varcolaci o vampiros míticos, de enorme poder, capaces de producir eclipses, inundaciones y sequías.
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