martes, 31 de mayo de 2011

MUYBRIDGE Y EL CABALLO EN MOVIMIENTO


Eadweard Muybridge (seudónimo de Edward James Muggeridge) fue un fotógrafo e investigador nacido en Kingston-on-Thames (Gran Bretaña) el 9 de abril de 1830. Cambió su nombre cuando emigró a los Estados Unidos en 1851. Murió el 8 de mayo de 1904. Sus experimentos sobre la cronofotografía sirvieron de base para el posterior descubrimiento del cinematógrafo.

En 1872, una polémica enfrentaba a los aficionados a los caballos de California. Leland Stanford, ex gobernador del Estado y poderoso presidente de la Central Pacific Railway, y un grupo de amigos suyos sostenían que había un instante, durante el trote largo o el galope, en que el caballo no apoyaba ningún casco en el suelo. Otro grupo, del que formaba parte James Keene, presidente de la Bolsa de Valores de San Francisco, afirmaba lo contrario.

En esa época no se conocía una manera de demostrar quién tenía razón, hasta que Leland Stanford ideó un sencillo experimento: este consistía en un método que fotografiaba al caballo en las diferentes etapas de su galope y que proporcionaría una vista completa de todo el trayecto recorrido, para lo cual Stanford encargó a Eadweard Muybridge que tratara de captar con su cámara el movimiento de su caballo de carreras Occident. Sin mucha confianza en el resultado, Muybridge se prestó a fotografiar a Occident trotando a unos 35 km/h en el hipódromo de Sacramento. Pidió a los vecinos de la zona que le prestaran muchas sábanas de color blanco y las colgó en torno a la pista a manera de fondo, sobre el que destacara la figura del caballo. En mayo de 1872, Muybridge fotografió al caballo Occident, pero sin lograr un resultado, porque el proceso del colodión húmedo exigía varios segundos para obtener un buen resultado.

Muybridge desistió durante un tiempo de estos experimentos. Más adelante realizó un extenso viaje por América Central y América del Sur, donde fotografió las construcciones de las líneas ferroviarias. Al volver, reemprendió su trabajo sobre la fotografía de acción, y en abril de 1873 logró producir mejores negativos, en los que fue posible reconocer la silueta de un caballo. Esta serie de fotografías aclaraba el misterio (le daba la razón a Stanford), pues mostraba las cuatro patas del caballo por encima del suelo, todas en el mismo instante de tiempo.

No trató de tomar las fotografías con una exposición correcta, pues sabía que la silueta era suficiente para poder definir la cuestión. Sus primeros intentos habían fallado porque el obturador manual era demasiado lento como para lograr un tiempo de exposición tan breve como precisaba. Así pues, inventó un obturador mecánico, consistente en dos pares de hojas de madera que se deslizaban verticalmente por las ranuras de un marco y dejaban al descubierto una abertura de 20 centímetros, por la que pasaba la luz. Con este sistema se lograba un tiempo de exposición record de 1/500 de segundo.


Stanford, impresionado con el resultado del experimento, que se conocería más tarde con el título El caballo en movimiento, encargó la búsqueda de un estudio fotográfico para poder captar todas las fases sucesivas del movimiento de un caballo. Los experimentos se reanudaron en el reformado rancho de Stanford durante el verano de 1878. Aunque con una exposición ligeramente insuficiente (debido a las ya mecionadas dificultades técnicas de la época), la serie resultante de fotografías mostraba claramente todos los movimientos de una yegua de carreras de Kentucky llamada Sally Gardner. Muybridge pintó los negativos para que sólo se viera la silueta de la yegua, cuyas patas adoptaban posiciones inconcebibles. El resultado fue una secuencia de 12 fotografías que se realizó aproximadamente en medio segundo.

Gracias a este experimento, Muybridge ideó una nueva técnica en la que la pista para el motivo en movimiento tenía una longitud de unos 40 metros. En paralelo a ella había una batería fija con 24 cámaras fotográficas, y en ambos extremos de la pista, colocadas en ángulos de 90º y de 60º, había otras dos baterías de cámaras. En cada instante se disparaban sincrónicamente tres cámaras, una de cada batería. Se impresionaban placas secas a una velocidad de obturación graduable que podía regularse desde varios segundos hasta la altísima velocidad de 1/6000 de segundo, según la velocidad del motivo a fotografiar.

En las primeras series los obturadores de las cámaras se disparaban por la rotura de unos hilos atravesados al paso del caballo u otro animal que se rompían al paso de este, cerrando contactos eléctricos que iban activando cada uno de los obturadores. Pero después Muybridge inventó un temporizador a base de un tambor rotatorio que giraba de acuerdo con la velocidad del motivo y que, en los instantes adecuados, enviaba impulsos eléctricos a las cámaras.

En octubre de 1878, la revista científica Scientific American publicó seis grabados hechos sobre negativos ampliados de fotografías de Muybridge, donde se veía a un caballo moviéndose al paso y al trote. La revista proponía a sus lectores que recortaran las ilustraciones y las montaran en un zootropo, un cilindro que produce la ilusión de movimiento cuando gira, si las imágenes se observan a través de una ranura lateral. El efecto que se consigue se basa en la llamada persistencia retiniana: cuando el ojo humano percibe una serie de imágenes similares y con cambios continuos que se suceden con la suficiente velocidad —diez o más imágenes por segundo—, el cerebro las interpreta como un movimiento real, y se genera la impresión de un movimiento continuo. Ahora bien, si las imágenes no estuvieran separadas unas de otras, se verían borrosas. Después de leer este artículo, Muybridge pensó que se podrían mejorar los resultados proyectando las imágenes sobre una pantalla e inventó un aparato que utilizaba la luz para proyectar imágenes secuenciales mediante el uso de un disco de cristal, invento al que bautizó con el nombre de zoopraxiscopio. En el primer proyector las imágenes se pintaron en el cristal como siluetas.

Una segunda serie de discos, realizados entre 1892 y 1894, usaba dibujos perfilados impresos en los discos fotográficamente y coloreados a mano. Algunas de las imágenes animadas eran muy complejas, e incluían múltiples combinaciones de secuencias de movimientos de animales y humanos.

En 1888 mostró sus fotografías de caballos a Thomas Alva Edison y a William K. L. Dickson, inventores del fonógrafo, para sugerirles la posibilidad de combinar ambos inventos para mostrar imágenes sonoras. Aunque la idea nunca se llevó a la práctica, Edison sí empleó una serie de fotografías de caballos en su kinetoscopio, aparato precursor del proyector de cine.

miércoles, 25 de mayo de 2011

LA HISTORIA DE HEIDI KRIEGER

Heidi Krieger, ex deportista alemana, que se proclamó en 1986 campeona europea de lanzamiento de peso defendiendo los colores de la extinta RDA, es el ejemplo más llamativo de los miles de destrozos producidos por el programa de dopaje que se ejecutó masivamente desde mediados de los 60 hasta finales de los 80.

En Julio de 1979, Heidi fue admitida en el Dynamo Sports Club de Berlín, allí se hacía su sueño realidad de convertirse en lanzadora de peso, dos entrenamientos diarios y a mediados del segundo año sus entrenadores le dicen que tiene que empezar a tomar diariamente unas píldoras azules que son simples vitaminas para mantenerla saludable y con las defensas altas.

Ella estaba encantada de la preocupación de sus entrenadores y lo tomó como evidencia de que estaban contentos con su progreso. Casi de inmediato su cuerpo empezó a cambiar, crecieron sus músculos, y su cara, nariz y manos se alargaron. Su humor empezaba a ser una montaña rusa, tan pronto estaba contenta, como deprimida, como agresiva.

Los entrenadores les explicaban a ellas y sus padres que todas aquellas reacciones eran fruto de los duros entrenamientos, y en caso de que alguien cuestionara repetidamente sus palabras recibía la amenaza de la expulsión.

El número de tabletas iba en aumento, al mismo ritmo que los cambios en el cuerpo y el carácter de Heidi, convirtiéndola en una persona apenas irreconocible respecto a la niña delgada de antes de los entrenamientos. La cantidad diaría de hormona masculina que se le suministraba era ya de 30 miligramos, una cantidad muy superior a la que llegara a tomar por ejemplo el atleta Ben Johnson.

Pero mientras su vida personal se derrumbaba, su carrera como lanzadora de peso llegaba a la cima. En el Campeonato Europeo de Sttutgart en 1986 ganaba la medalla de oro con un lanzamiento de 21,10 metros. Aquel debería haber sido un momento de celebración y reivindicación de tantos años de duro trabajo, pero ya no se sentía a gusto con su cuerpo y era incapaz de manejar sus cambios de humor y sus ataques de pánico. Se acabó retirando en 1990, engrosando las listas de parados, una mujer rota.

Le llevó muchos años a Andreas Krieger, el nombre que Heidi eligió tras sus operaciones de cambio de sexo en 1997, descubrir lo que habían hecho con ella en el Dynamo Club. Los documentos secretos sobre el sistema de deportes fueron sacados a la luz tras la caida del muro de Berlín en 1989. Así Heidi descubrió que las píldoras azules no eran vitaminas sino un esteroide anabolizante llamado Oral-Turinabol.

Krieger no fue la única engañada a base de píldoras azules. Los archivos secretos revelan que más de 10000 atletas fueron dopados con Oral-Turinabol en un periodo de 20 años. “Ellos no se preocupaban sobre los peligros ó los daños a nuestra salud. Nosotros solo éramos cerdos en un gran experimento que fue realizado con el fin de construir el prestigio de las clases políticas y el sistema comunista. Parece increible que ellos prepararan el sacrificio de tanto jóvenes vulnerables para sus propios fines”.

En Mayo del 2000 Höppner y Ewald, las cabezas pensantes del programa de dopaje, fueron juzgadas en Berlin. Los documentos presentados en el juicio revelaron que un gran número de atletas tenían múltiples complicaciones médicas, cáncer, traumas psicológicos, daños en el hígado y complicaciones en el embarazo. Más de de 140 atletas testificaron esperando justicia hacia uno de los episodios más siniestros de la historia del deporte.

Fuente: http://www.sillonball.es/heidikrieger-las-secuelas-del-dopaje-tras-el-muro

miércoles, 11 de mayo de 2011

ADELPHOPOIESIS O BODAS HOMOSEXUALES CRISTIANAS


La adelphopoiesis, fraternitas iurata u ordo ad fratres faciendum es una ceremonia practicada por varias iglesias cristianas durante la Edad Media e inicios de la Época Moderna en Europa para unir a dos personas del mismo sexo (habitualmente hombres).

El término adelfopoiesis (literalmente ‘hacer hermanos’) proviene del griego ἀδελφός (adelphos): ‘hermano’, y ποιώῶ (poio): ‘yo hago’.

La primera noticia moderna que se tiene del rito de la adelphopoiesis (en eslavo pobratimstwo) es de 1914, cuando Pável Florenski cita los elementos clave de la liturgia del rito:


  • los hermanos, que están colocados en la iglesia delante del atril, en el cual se encuentra la cruz y las escrituras; el mayor de los dos se coloca a la derecha, mientras que el más joven se coloca a la izquierda;
  • se realizan oraciones y letanías que piden que los dos sean unidos en el amor y se les recuerda ejemplos de amistad de la historia de la Iglesia;
  • los dos son atados con un cinturón, sus manos colocadas en los evangelios y una vela ardiendo es entregada a cada uno;
  • los versos de Primera carta a los corintios 12:27 a 13:8 (Pablo de Tarso sobre el amor) y Evangelio de san Juan 17:18-26 (Jesús de Nazaret sobre la unidad) son leídos;
  • se leen más oraciones y letanías como las indicadas en el punto 2;
  • se lee el Padre nuestro;
    los futuros hermanos reciben los regalos santificados de una copa común;
  • se les conduce alrededor del atril mientras se dan la mano y se canta el siguiente troparion: «Señor, mira desde el cielo y ve»;
  • intercambian besos; y
  • los presentes cantan: «¡Oh, qué bueno, qué dulce habitar los hermanos todos juntos!» (Salmos 133:1).



Una de las oraciones, que se recitan durante la ceremonia, es la siguiente (en traducción española):


Dios todopoderoso, que fuiste antes que el tiempo y serás por todos los tiempos, que se rebajó a visitar a los hombres a través del seno de la Madre de Dios y Virgen María, envía a tu santo ángel a estos tus servidores [nombre] y [nombre], que se amen el uno al otro, así como tus santos apóstoles Pedro y Pablo se amaban y Andrés y Jacobo, Juan y Tomás, Jacobo, Felipe, Mateo, Simón, Tadeo, Matías y los santos mártires Sergio y Baco, así como Cosme y Damián, no por amor carnal, sino por la fe y el amor del Espíritu Santo, que todos los días de su vida permanezcan en el amor. Por Jesucristo, nuestro señor. Amén


En la Iglesia Católica, los sacerdotes rara vez participaban en tal rito hasta bien entrada la Época Moderna, ya que no fue introducida hasta el Concilio de Trento. Asimismo, la ejecución efectiva fue mucho más tardía en algunos países. Esto y algunos otros hechos hablan en contra de que el rito de la adelphopoiesis, en latín ordo ad fratres faciendum, tuviera una gran implantación en Occidente. Sin embargo se practica, en parte, todavía en la Iglesia Católica Antigua.

Si no era en el marco de una misa y ante un sacerdote, los «hermanos» juraban de todas formas sobre un altar y lo anunciaban a la comunidad en la puerta de la iglesia. Pero más que el juramento, era el enterramiento común lo que daba una vertiente religiosa al «parentesco artificial». De la extensión de esta práctica son testigo los cementerios ingleses e irlandeses, en los que se pueden encontrar numerosos enterramientos con los nombres de dos hombres. Las inscripciones son a menudo una muestra del cariño que se tenían: «El amor los unió en la vida. Que la tierra los una en la muerte».

Una de las fuentes más tempranas que describe el rito en el occidente latino es el escrito de propaganda anti irlandesa Topographica Hibernica de Giraldus Cambrensis (hacia 1146-1223). Se trata de una exageración satírica que trata de imputar a los irlandeses la perversión del rito cristiano con elementos paganos:


Entre los muchos engaños de su hostil manera de ser, una es especialmente instructiva. Bajo la pretensión de religión y paz, se reúnen con el hombre con el que se quieren hermanar en un lugar sagrado. Primero realizan una alianza espiritual [compaternitatis foedera]. Luego, se transportan el uno al otro tres veces alrededor de la iglesia y ante el altar, en presencia de las reliquias de los santos, se realizan muchas promesas. Finalmente, se les une indivisiblemente con la celebración de una misa y los rezos de sacerdotes, como si se tratase de una boda.
Pero al final del todo, para asentar más su amistad y para finalizar las cosas, cada uno bebe la sangre del otro: esto lo copiaron del rito de los paganos, que emplean la sangre para cerrar un juramento. Cuan a menudo, en ese momento de la boda, esos violentos y falsos hombres derraman sangre de forma tan maliciosa y hostil, que el uno o el otro ¡quedan sin sangre alguna! Cuan a menudo sigue a los esposorios una separación sangrienta en esa hora inesperada, se le adelanta o la interrumpe en forma inaudita.


Doscientos años después de la polémica de Geraldus sobre los ritos de hermanamiento irlandeses, se encuentra el siguiente texto en una crónica oficial de los años de la guerra civil sobre el primer encuentro de Eduardo II de Inglaterra y Piers Gaveston:


Cuando el hijo del rey lo vio, sintió tanto amor que realizó un hermanamiento con él y se decidió resolutamente ante todos los mortales a entrelazar una liga indisoluble de amor con él.

Ese tipo de descripciones tenían un modelo en la Biblia, concretamente en David y su «hermano» Jonatán:


Apenas David terminó de hablar con Saúl, Jonatán se encariñó con él y llegó a quererlo como a sí mismo. Saúl lo hizo quedar con él aquel día y no lo dejó volver a la casa de su padre. Y Jonatán hizo un pacto con David, porque lo amaba como a sí mismo.

Libro Primero de Samuel: Capítulo 18

También la literatura mundana elevó el amor entre dos hermanos de sangre al ideal romántico. Esto lo demuestran innumerables obras, que, en parte, contenían relatos populares, como la historia de Horn y su hermano jurado Ayol, Adam Bell, el romance entre Floris y Blancheflour, el Guy of Warwick o la balada de Bewick y Graham.

Otro ejemplo es la versión de Amys y Amylion realizada por un sacerdote en latín antes del siglo XIV. Amys y Amylion, siendo una mezcla de literatura religiosa y secular, es una saga popular que se ha encontrado en diversas culturas desde la India hasta el Atlántico. En su versión cristianizada trata de dos hermanos de sangre que lucharon para Carlomagno y que tras su muerte fueron enterrados por separado. Pero en el transcurso de la noche los cadáveres se movieron hacia el otro y a la mañana siguiente se les encontró acostados uno al lado del otro. De forma similar a la inscripción funeraria mencionada más arriba, la historia comenta «Así como Dios los había unido en vida a través de la armonía y el amor, así no quiso que estuviesen separados en la muerte».

Debido a la relativa uniformidad con la que fue empleada la fórmula, se puede suponer que se trata de una referencia al Evangelio según san Mateo, donde Jesucristo funda la indivisibilidad del matrimonio con las palabras: «Pues bien, lo que Dios unió no lo separe el hombre» (Evangelio de san Mateo, capítulo 19).


El rito del hermanamiento o adelphopoiesis ha ganado en relevancia entre los historiadores que se ocupan de la historia de la homosexualidad en los últimos años, ya que ha modificado la imagen que se tenía de la Edad Media y el inicio de la Edad Moderna. John Boswell tomó la institución como demostración de que el cristianismo no siempre fue homófobo en su libro Same-sex unions in premodern Europe (‘uniones homosexuales en la Europa premoderna’), también publicada como The marriage of likeness (‘El matrimonio de semejanza’). Boswell da el texto y la traducción de una serie de versiones de esta ceremonia en griego y la traducción para una serie de versiones en eslavónico. Sin embargo, Boswell presupone una acepción moderna de la homosexualidad, que en la Edad Media no tenía sentido alguno: la consideración del homosexual como una tipología de persona.

El no menos conocido historiador Alan Bray estudió la adelphopoiesis con más detalle, tomando como base las fuentes inglesas. En su obra póstuma The friend intenta reconstruir la institución desde el punto de vista y la sociedad medieval. Relaciones de parentesco «artificiales», de las que el hermanamiento parece no ser más que una variante, tenían una función central en el apuntalamiento horizontal de la familia en los hogares premodernos. No sólo se defendían con las armas el uno al otro, lo que en la sociedad feudal era un aspecto que no se puede sobrevalorar, sino que los hermanamientos unían familias completas, por lo que tales amistades eran a menudo fomentadas por los padres. Así, si uno de los hermanos se casaba más tarde y tenía hijos, el hermanamiento servía de elemento de seguridad: si uno de los hermanos moría, el otro estaba obligado a apoyar la familia de su hermano de sangre con los medios que tuviera disponibles. Similar era la institución de la compaternitas (padrino), por la que la responsabilidad de los hijos —que durante su juventud vivían a menudo en varios hogares— se colectivizaba hasta cierto punto.

Debe destacarse que la institución no fue concebida como alternativa al matrimonio. El hermanamiento no debe verse como una institución exclusivamente romántica, sino que debe considerarse bajo los aspectos de seguridad material y personal, a pesar del marco literario y litúrgico que resaltan el amor y la fidelidad.

Los teólogos cristianos se interesan a menudo por la cuestión de si tales uniones fueron «castas», sobre todo como consecuencia del trabajo de Boswell, que interpretan a menudo como un ataque a sus doctrinas.

La pregunta no se puede contestar de forma generalizada con las fuentes existentes. Alan Bray lo dice de la siguiente manera:


Una segunda dificultad molesta es la demostración de la opinión de Boswell de que las hermandades de sangre implicaran (o pudieran implicar) la relación sexual entre hombres o mujeres. La crónica del monasterio cisterciense de Meaux (en Yorkshire), una obra de enorme erudición del siglo XIV, comenta que Eduardo II de Inglaterra «in vitio sodomítico nimium delectábat» (en el vicio sodomítico especialmente se deleitaba) y el biógrafo moderno de Gaveston concluye, de forma comprensible, que no hay duda de que la relación de Eduardo y Graveston era de naturaleza sexual. Esto naturalmente no era apoyado por el derecho canónico, pero es poco probable que Eduardo y Graveston fueran únicos en este sentido. También existe una ambivalencia sexual similar en cuanto a las demás formas de parentesco ritual, que evoca la exposición de Giraldus. Los tribunales eclesiásticos rechazaban las relaciones sexuales antes del matrimonio eclesiástico y no secundaban las relaciones sexuales de los parientes espirituales de la compaternitas, los commatres y compatres; sin embargo la condena de las relaciones sexuales tras el matrimonio era desatendida, y el placer especial de las relaciones sexuales con commatres y compatres era una buena fuente de chistes durante toda la Edad Media.

martes, 10 de mayo de 2011

BURKE Y HARE

Hasta 1832, hubo una gran escasez de cadáveres legalmente disponibles para la investigación médica en las escuelas de Medicina británicas. La Universidad de Edimburgo era una institución de fama mundial por la calidad de su preparación. A medida que la ciencia médica florecía a principios del siglo XIX, la demanda de cadáveres aumentó rápidamente, pero por entonces el único suministro legal de cadáveres - los de criminales ejecutados - disminuyó considerablemente debido a una reducción de las ejecuciones causada por la revocación del Código Sangriento. De pronto, sólo había 2 ó 3 cuerpos disponibles cada año para un gran número de estudiantes, situación que atrajo a delincuentes que buscaban ingresos como fuera. Las actividades de los ladrones de cuerpos (también conocidos como resurrectores) dieron lugar a miedo y repugnancia por parte de la opinión pública, motivo por el cual numerosos cementerios aumentaron su seguridad, levantando muros y puestos de vigilancia, e incluso colocando rejas alrededor de las tumbas.

Up the close and down the stair, But and Ben with Burke and Hare. Burke’s the butcher, Hare’s the thief, Knox, the boy who buys the beef (Canción popular de Edimburgo del siglo XIX: "En el desván y bajo la escalera, But y Ben con Burke y Hare. Burke es el carnicero, Hare es el ladrón, Knox el chico que compra el filete")

William Burke (1792 - 28 de enero de 1829) nació en Urney, cerca de Strabane, al oeste del Condado de Tyrone, en la provincia del Ulster. Tras haber probado suerte en numerosos empleos y como sirviente de un oficial en la milicia de Donegal, dejó a su esposa y a sus dos hijos en Irlanda y emigró a Escocia en 1817, donde trabajó en el Canal de la Unión y conoció a Helen M'Dougal. Burke trabajó sucesivamente como obrero, tejedor, panadero y zapatero.

El lugar de nacimiento de William Hare (nacido en 1792 ó 1804) se sitúa en Newry o Derry, en la provincia del Ulster. Como Burke, emigró a Escocia, donde trabajó como obrero en el Canal de la Unión. Se trasladó a Edimburgo, donde conoció a un hombre llamado Logue, que dirigía un hostal en el West Port. A la muerte de Logue en 1826, Hare se casó con su viuda, Margaret Laird, quien siguió dirigiendo el hostal, mientras Hare trabajaba en el canal.

En 1827, Burke y M'Dougal se mudaron a Tanner's Close, en el West Port, donde se encontraba el hostal de Margaret Laird. Burke conocía a Margaret de sus anteriores viajes a Edimburgo, aunque no se sabe si ya conocía a Hare. Lo cierto es que cuando Burke se mudó a Tanner's Corner, ambos se hcieron buenos amigos. Según el testimonio de Hare, el primer cuerpo que vendieron fue el de un inquilino que murió de causas naturales, un viejo pensionista de la Armada que debía 4 libras de alquiler a Hare. En vez de enterrar el cuerpo, rellenaron el ataúd con tierra y llevaron el cadáver a la Universidad de Edimburgo, en busca de un comprador. De acuerdo con el testimonio de Burke, un estudiante los envió al doctor Robert Knox, un ambicioso anatomista edinburgués, quien compró el cuerpo por 7 libras y 10 chelines.

La siguiente víctima de Burke y Hare fue un inquilino enfermo, Joseph el Molinero, a quien emborracharon con whisky y asfixiaron. Cuando ya no quedaron más inquilinos enfermos, decidieron atraer a alguna víctima de la calle. En febrero de 1828, invitaron a la pensionista Abigail Simpson a pasar la noche en el hostal antes de volver a casa. Una vez más, la emborracharon para luego ahogarla. Recibieron 10 libras.

Margaret, la esposa de Hare, invitó a una mujer a la posada y, tras emborracharla, mandó llamar a su esposo. Posteriormente, Burke conoció a dos mujeres en la zona de Edimburgo conocida como el Canongate, Mary Patterson y Janet Brown, y las invitó a desayunar, pero Brown se marchó cuando estalló una discusión entre M'Dougal y Burke. Cuando regresó, le dijeron que Patterson se había ido con Burke; en realidad, había terminado en la sala de disección del doctor Knox. Las dos mujeres eran descritas en crónicas de la época como prostitutas. Más tarde, se dijo que uno de los estudiantes de Knox había reconocido a la difunta Patterson.

La siguiente víctima fue una conocida de Burke, una mendiga llamada Effie. Les pagaron 10 libras por su cuerpo. Más tarde Burke "salvó" a una mujer a la que la policía iba a detener afirmando que la conocía. Envió su cuerpo a la Escuela de Medicina apenas unas horas más tarde. Las siguientes víctimas fueron una anciana y su nieto. Ambos cuerpos fueron vendidos por 8 libras cada uno. Les siguieron una conocida de Burke, la señoa Ostler, y un miembro de la familia de Helen, Ann M'Dougal.

La siguiente víctima fue Elizabeth Haldane, una antigua inquilina que en un momento de necesidad pidió a Hare que le permitiera dormir en su establo. Burke y Hare también mataron a su hija Peggy Haldane unos meses más tarde.

La siguiente víctima de Burke y Hare era aún más conocida: un joven cojo y con retraso mental llamado James Wilson y conocido como "el Bobo Jamie" que tenía 18 años cuando fue asesinado. El chico intentó resistirse, y tuvo que ser reducido entre los dos asesinos. La madre comenzó a indagar sobre su hijo. Cuando el doctor Knox destapó el cuerpo en clase a la mañana siguiente, muchos alumnos reconocieron a Jamie. La cabeza y el pie fueron cortados después de que Knox descubriera el cuerpo a sus alumnos. Knox negó que fuera Jamie, pero parece ser que empezó diseccionando la cara en primer lugar.

La última víctima fue Marjorie Campbell Docherty. Burke la atrajo al hostal diciendo que su madre también era una Docherty, pero se vio obligado a esperar ya que había otros dos inquilinos llamados James y Ann Gray presentes. Los Gray se retiraron y, poco después, los vecinos oyeron ruidos de forcejeo provenientes del hostal.

Al día siguiente, Ann Gray se mostró desconfiada cuando Burke no le permitió acercarse a una cama en la que se había dejado unas medias. Cuando al anochecer los Gray se quedaron solos en la casa, registraron la cama y descubrieron el cuerpo de Docherty debajo. En el camino hacia la comisaría, se toparon con M'Dougal, quien intentó sin éxito sobornarlos con 10 libras.

Burke y Hare retiraron el cuerpo de su escondite antes de que llegara la policía. Sin embargo, durante los interrogatorios, Burke dijo que Docherty se había marchado a las 7 de la tarde, mientras que M'Dougal afirmó que se había ido por la noche. La policía los arrestó. Un mensaje anónimo los condujo al despacho del doctor Knox, donde apareció el cuerpo de Docherty, que James Gray identificó. William y Margaret Hare fueron arrestados poco después. La oleada de asesinatos había durado un año.

Cuando un periódico edinburgués escribió sobre las desapariciones el 6 de noviembre de 1828, Janet Brown se enteró y fue a la comisaría, donde identificó la ropa de Patterson.

Las pruebas contra la pareja no eran contundentes, así que el Lord Abogado Sir William Rae ofreció inmunidad a Hare si confesaba y testificaba contra Burke. El testimonio de Hare permitió la sentencia a muerte de Burke en diciembre de 1828. Fue colgado el 28 de enero de 1829,2 y diseccionado públicamente en la Escuela de Medicina de Edimburgo. Su esqueleto, máscara mortuoria y los objetos hechos con su piel, se encuentran en exposición en el museo de la escuela.

M'Dougal fue puesta en libertad, ya que no podía probarse su participación en los crímenes. Knox no fue acusado, pero su papel como incentivador de 16 muertes fue un escándalo público. Burke había jurado en su confesión que Knox no sabía nada del origen de los cadáveres.

M'Dougal regresó a su casa, pero fue atacada por una multitud furiosa. Es posible que volviera a Stirling con su familia. Se rumorea que se marchó a Australia, donde murió hacia 1868. Margaret Hare evitó el linchamiento, y regresó a Irlanda con su familia. Nunca se supo más de ella.

Hare fue puesto en libertad en febrero de 1829, y la tradición popular lo identifica con un mendigo ciego de Londres atacado por una multitud y arrojado a un pozo, si bien nada de esto está confirmado. La última vez que se lo vio fue en la ciudad inglesa de Carlisle. Knox mantuvo silencio sobre sus tratos con Burke y Hare, y siguió empleando a ladrones de cuerpos para sus clases de anatomía. Tras la publicación del Acta de Anatomía de 1832, su popularidad entre los alumnos disminuyó. Cuando sus solicitudes para el Colegio de Médicos de Edinburgo fueron rechazadas, se fue al Hospital de Cáncer de Londres, donde murió en 1862.

Los crímenes evidenciaron la crisis en las escuelas médicas, y llevaron a la publicación del Acta de Anatomía en 1832, expandiendo los suministros legales de cadáveres para disuadir a los criminales de tal comportamiento. La editorial del Lancet hizo responsable de los crímenes al Goberno por la tardanza de sus medidas, y consideró en cierto modo a Burke y Hare co-autores de la nueva ley por evidenciar las faltas del Gobierno tanto a la hora de suministrar cadáveres a las escuelas, como a la hora de ofrecer salidas a los necesitados.

Los asesinatos de Burke y Hare son referenciados en el cuento de Robert Stevenson El Ladrón de Cuerpos, en el que dos asistentes empleados por el doctor Knox compran los cuerpos a los asesinos.

En 1945 la película El Ladrón de Cuerpos, dirigida por Robert Wise, es protagonizada por Bela Lugosi y Boris Karloff. Los asesinatos fueron adaptados en la película de 1948 Los Crímenes de Burke y Hare, pero la censura británica la consideró inadecuada y solicitó que se eliminaran las referencias a Burke y Hare. La película fue estrenada con otros personajes y otros diálogos bajo el título La codicia de William Hart.

El guión de Dylan Thomas (1953) sobre los crímenes de Burke y Hare El doctor y los demonios cuenta la historia de los asesinatos cambiando los nombres de los personajes. Fue estrenada en 1985 con Timothy Dalton como el doctor Rock (el equivalente de Knox) y dirigida por Freddie Francis.

En La carne y los demonios (1960), Peter Cushing interpreta a Knox, Donald Pleasance a Hare y George Rose a Burke. En El anatomista (1961) Alastair Sim da vida a Knox.

El capítulo de La hora de Alfred Hitchcock del 23 de noviembre de 1964, El asunto McGregor, incluyó a Burke y Hare como personajes. Andrew Duggan interpreta a McGregor, un hombre que lleva las herramientas de Burke (Arthur Malet) y Hare (Michael Plate). La película de 1971 El doctor Jekyll y la hermana Hyde transporta a los asesinos a la época victoriana, donde son empleados por el doctor Jekyll. Burke es interpretado por Ivor Dean y Hare por Tony Calvin.

En la película de 1972 Burke y Hare Derren Nesbitt da vida a Burke y Glynn Edwards a Hare.

La producción Medicinal Purposes del Doctor Who (2004) sitúa al Sexto Doctor (Colin Baker) en el escenario de los crímenes. Leslie Philips interpretaba al doctor Knox, y David Tennant al Bobo Jamie.

La película Burke y Hare, basada en los hechos reales, comenzó a filmarse a principios de 2010, e incluye a Simon Pegg como Burke y Andy Serkis como Hare.