Al hablar de leyendas urbanas, a todo el mundo se le viene a la mente las más conocidas y populares, como la chica de la curva o los cocodrilos en las alcantarillas, pero quizás de la conocida como "El furor de la palanca de cambios" no se habla tanto:
El caso es que una noche una chica estaba en una discoteca con su novio y alguien le echó en la copa una pastilla de algo llamado calentón. Pronto empezó a notar los efectos y sintió una necesidad urgente, pidiéndole a su novio que saliesen, que quería hacer el amor.
Él le dijo que fuese saliendo ella y que lo esperase en el coche, pero se entretuvo y tardó un rato.
Mentras tanto ella estaba en el coche y tenía cada vez más urgencia, así que usó la palanca de cambios a modo de consolador y se destrozó toda; la encontraron muerta en medio de un charco de sangre.
El calentón es una pastilla que le echan en la bebida a hombres y mujeres para calentarlos, provocándoles una necesidad sexual inmediata que tienen que satisfacer de inmediato, volviéndose insaciables.
Le ocurrió también a una chica que estaba en un parque: Se encontró a un grupo de ocho chicos que conocía y se fueron a un bar a tomar algo.
En un descuido de ella le echaron en la bebida la pastilla del calentón; después salieron todos del bar.
Uno detrás de otro comenzaron a violar a la chica, pero pronto empezó a sentir los efectos y, aunque al principio pedía que la dejasen, cuando acabaron todos suplicaba más.
El caso es que una noche una chica estaba en una discoteca con su novio y alguien le echó en la copa una pastilla de algo llamado calentón. Pronto empezó a notar los efectos y sintió una necesidad urgente, pidiéndole a su novio que saliesen, que quería hacer el amor.
Él le dijo que fuese saliendo ella y que lo esperase en el coche, pero se entretuvo y tardó un rato.
Mentras tanto ella estaba en el coche y tenía cada vez más urgencia, así que usó la palanca de cambios a modo de consolador y se destrozó toda; la encontraron muerta en medio de un charco de sangre.
El calentón es una pastilla que le echan en la bebida a hombres y mujeres para calentarlos, provocándoles una necesidad sexual inmediata que tienen que satisfacer de inmediato, volviéndose insaciables.
Le ocurrió también a una chica que estaba en un parque: Se encontró a un grupo de ocho chicos que conocía y se fueron a un bar a tomar algo.
En un descuido de ella le echaron en la bebida la pastilla del calentón; después salieron todos del bar.
Uno detrás de otro comenzaron a violar a la chica, pero pronto empezó a sentir los efectos y, aunque al principio pedía que la dejasen, cuando acabaron todos suplicaba más.
VANESSA MARZÁBAL ARCA
Los de Hamás se están quejando de que los judíos les dan pastillas y chicles calentorros de esos a sus mujeres y adolescentes.
ResponderEliminarY digo yo, ¿ quejarse?¿ Por qué?
Saludos.