La historia de la famosa época del cine checoslovaco de dibujos animados empieza después de la Segunda Guerra Mundial. Sus más destacados representantes son Jiří Trnka, Karel Zeman y Hermína Týrlová.
El rápido desarrollo del cine de dibujos animados se favoreció paradójicamente por la nacionalización de la industria cinematográfica (1945) y por la incorporación a ella del reconocido artista Jiří Trnka. Trnka empezó su carrera profesional en los Estudios de Trucos Cinematográficos (AFIT) con mucho éxito.
En el año 1946 ganó el principal premio del festival de Cannes por su película “Zvířátka a Petrovští”, Animales y los bandidos (esta película, de un autor completamente desconocido en el mundo, venció a nombres del cine animado tan famosos como Walt Disney, Norman McLaren o Paul Grimault). Trnka y sus colaboradores, entre ellos Břetislav Pojar, Jiří Brdečka o Eduard Hofman (otras grandes personalidades del cine checo) crearon en los años siguientes toda una serie de películas famosas.
La empresa AFIT se dividió en el Estudio de Películas de Títeres, donde se quedó Trnka, y el Estudio de películas de dibujos animados “Bratři v triku”. A finales de los años 40 rodó Jiří Trnka en un tiempo récord tres largometrajes de animación y varios cortometrajes. En su tiempo fue más de lo que hizo cualquier otro en el mundo. Los proyectos de Trnka gracias a su éxito estaban respaldados por el estado, incluso después del comienzo de la dictadura comunista.
En los años cincuenta nacieron en el taller de Trnka las películas de gran renombre como “Bajaja”, El príncipe Baiaia (1950), “Staré pověsti české”, Las antiguas leyendas checas (1952), “Sen noci svatojánské”, El sueño de la noche de San Juan (1959) y otros, por los que Trnka fue llamado como Walt Disney del Este. La última película de Jiří Trnka, “Ruka”, La mano, de 1965, pertenece a una de sus obras más famosas.
De los colaboradores de Trnka alcanzaron el reconocimiento internacional Jiří Brdečka y Břetislav Pojar. Jiří Brdečka se dedicaba a la dirección de películas de dibujos animados. Břetislav Pojar es otra importante personalidad del cine checo de títeres. Ya su primer cortometraje “O skleničku víc”, Un vaso más (1954), obtuvo el éxito internacional (p. ej., el principal premio en el festival de Cannes). Las películas más conocidas de Pojar son la serie sobre dos ositos de peluche “Pojďte, pane, budeme si hrát”, Venga, señor, vamos a jugar, y “Zahrada”, El jardín, basada en un libro del mencionado Jiří Trnka. Desde los años noventa es Břetislav Pojar director de la Cátedra de la Animación de la FAMU en Praga.
Otro centro de cine animado se encontraba en Moravia. Los personajes principales de los Estudios de Zlín fueron Karel Zeman y Hermína Týrlová. A propósito, Týrlová había rodado sus primeras películas incluso antes que Jiří Trnka. Sus películas están dirigidas sobre todo al público infantil. La más conocida es “Vzpoura hraček”, La sublevación de los juguetes (1948).
Las películas de Karel Zeman se hicieron famosas sobre todo por su irrepetible poética basada en la combinación de actores vivos con los modelos animados sobre un fondo dibujado. Zeman encontraba los temas de sus obras en los libros de Julio Verne. Según una obra de Verne rodó también “Vynález zkázy”, Ante la bandera, su película más conocida.
Originariamente en los Estudios de Zlín también trabajaba Zdeněk Miler que se trasladó muy pronto a Praga al recién fundado Estudio de Bratři v triku. Miler es creador del popular personaje infantil del Topito cuyas aventuras ganaron mucha fama no sólo en la República Checa. (La primera película de Miler de este ciclo – Como el Topito consiguió los pantalones – ganó en 1957 el principal premio en el festival de Venecia.) El Topito se convirtió en uno de los símbolos del cine animado checo.
Otra personalidad destacada del Estudio de Bratři v triku fue Josef Kábrt, que también llegó a Praga desde Zlín. Su obra más famosa es la participación en el proyecto de largometraje checo-francés llamado “Divoká planeta”, El planeta salvaje (1973), diseñado por Roland Topor y dirigido por René Laloux.
La siguiente generación de creadores con estilo propio está representada en el cine de títeres por Lubomír Beneš, Jan Švankmajer y Jiří Bárta. Lubomír Beneš logró un gran éxito internacional con la adaptación para títeres del cuento clásico del rey Midas, “Král a skřítek”, El rey y el gnomo (1980). Su serie cómica “A je to!”, Pat y Mat, se ganó los corazones de los espectadores más pequeños.
Antes de empezar a dedicarse a la cinematografía Jan Švankmajer trabajó en la Linterna Mágica donde participó en las producciones que combinaban de una manera muy poética el teatro de actor, danza y cine. Es considerado como el creador de animación con uno de los estilos más peculiares que lleva marcados rasgos surrealistas. Rodó sus primeras películas en los años sesenta y hoy es uno de los creadores del cine animado vivientes más conocidos incluso fuera de su país.
La más destacada obra de Jiří Bárta es “Krysař”, El flautista de Hammelín (1985), una película de títeres basada en la antigua leyenda alemana, adaptada por el escritor checo Viktor Dyk.
Es de admirar con qué gracia supieron los creadores de cine animado superar los obstáculos y limitaciones del régimen totalitario. Seguramente fue una lucha muy dura, muchos proyectos no se pudieron realizar, otros fueron censurados, criticados o confiscados. A pesar de ello nacieron tantas obras extraordinarias de las que muchas pertenecen a la caja de tesoro del patrimonio cinematográfico mundial. El éxito internacional ayudó a los creadores como Trnka, Pojar, Zeman y Švankmajer a rodar películas según sus ideas.
La ventaja de la cinematografía nacionalizada fue el gran apoyo económico del estado, que se acabó después de la caída de socialismo y la desnacionalización de la industria cinematográfica. La producción checa de películas animadas cayó así en una difícil crisis financiera.
Actualmente nace una limitada cantidad de películas animadas. Entre los creadores, que lograron el éxito no sólo en su país, sino también en el extranjero, figuran Jan Švankmajer (“Něco z Alenky”, Algo de Alicia, 1992, “Lekce Faust”, Lección Faust, 1996), el director de películas de títeres Aurel Klimt, los maestros de la animación total Pavel Koutský –p. ej., Curriculum vitae (ganó el Oso de Oro en el festival de Berlín) y Michaela Pavlátová – su película “Řeči, řeči, řeči”, Talks, talks, talks (1992) fue nominada al Oscar.
El premio de la Academia Americana del Cine lo ganó otro checo, Jan Pinkava, que crea sus películas en el estudio americano de Pixar (pionero en la animación por ordenador). La película premiada se llama “Geri´s game”, El juego de Geri (1998).
La cinematografía checa de animación no se nutre sólo de su famosa tradición, sino que cuenta con muchos creadores de gran talento y originalidad que esperan su oportunidad para poder demostrar el famoso arte checo de animación en el ámbito internacional.
El rápido desarrollo del cine de dibujos animados se favoreció paradójicamente por la nacionalización de la industria cinematográfica (1945) y por la incorporación a ella del reconocido artista Jiří Trnka. Trnka empezó su carrera profesional en los Estudios de Trucos Cinematográficos (AFIT) con mucho éxito.
En el año 1946 ganó el principal premio del festival de Cannes por su película “Zvířátka a Petrovští”, Animales y los bandidos (esta película, de un autor completamente desconocido en el mundo, venció a nombres del cine animado tan famosos como Walt Disney, Norman McLaren o Paul Grimault). Trnka y sus colaboradores, entre ellos Břetislav Pojar, Jiří Brdečka o Eduard Hofman (otras grandes personalidades del cine checo) crearon en los años siguientes toda una serie de películas famosas.
La empresa AFIT se dividió en el Estudio de Películas de Títeres, donde se quedó Trnka, y el Estudio de películas de dibujos animados “Bratři v triku”. A finales de los años 40 rodó Jiří Trnka en un tiempo récord tres largometrajes de animación y varios cortometrajes. En su tiempo fue más de lo que hizo cualquier otro en el mundo. Los proyectos de Trnka gracias a su éxito estaban respaldados por el estado, incluso después del comienzo de la dictadura comunista.
En los años cincuenta nacieron en el taller de Trnka las películas de gran renombre como “Bajaja”, El príncipe Baiaia (1950), “Staré pověsti české”, Las antiguas leyendas checas (1952), “Sen noci svatojánské”, El sueño de la noche de San Juan (1959) y otros, por los que Trnka fue llamado como Walt Disney del Este. La última película de Jiří Trnka, “Ruka”, La mano, de 1965, pertenece a una de sus obras más famosas.
De los colaboradores de Trnka alcanzaron el reconocimiento internacional Jiří Brdečka y Břetislav Pojar. Jiří Brdečka se dedicaba a la dirección de películas de dibujos animados. Břetislav Pojar es otra importante personalidad del cine checo de títeres. Ya su primer cortometraje “O skleničku víc”, Un vaso más (1954), obtuvo el éxito internacional (p. ej., el principal premio en el festival de Cannes). Las películas más conocidas de Pojar son la serie sobre dos ositos de peluche “Pojďte, pane, budeme si hrát”, Venga, señor, vamos a jugar, y “Zahrada”, El jardín, basada en un libro del mencionado Jiří Trnka. Desde los años noventa es Břetislav Pojar director de la Cátedra de la Animación de la FAMU en Praga.
Otro centro de cine animado se encontraba en Moravia. Los personajes principales de los Estudios de Zlín fueron Karel Zeman y Hermína Týrlová. A propósito, Týrlová había rodado sus primeras películas incluso antes que Jiří Trnka. Sus películas están dirigidas sobre todo al público infantil. La más conocida es “Vzpoura hraček”, La sublevación de los juguetes (1948).
Las películas de Karel Zeman se hicieron famosas sobre todo por su irrepetible poética basada en la combinación de actores vivos con los modelos animados sobre un fondo dibujado. Zeman encontraba los temas de sus obras en los libros de Julio Verne. Según una obra de Verne rodó también “Vynález zkázy”, Ante la bandera, su película más conocida.
Originariamente en los Estudios de Zlín también trabajaba Zdeněk Miler que se trasladó muy pronto a Praga al recién fundado Estudio de Bratři v triku. Miler es creador del popular personaje infantil del Topito cuyas aventuras ganaron mucha fama no sólo en la República Checa. (La primera película de Miler de este ciclo – Como el Topito consiguió los pantalones – ganó en 1957 el principal premio en el festival de Venecia.) El Topito se convirtió en uno de los símbolos del cine animado checo.
Otra personalidad destacada del Estudio de Bratři v triku fue Josef Kábrt, que también llegó a Praga desde Zlín. Su obra más famosa es la participación en el proyecto de largometraje checo-francés llamado “Divoká planeta”, El planeta salvaje (1973), diseñado por Roland Topor y dirigido por René Laloux.
La siguiente generación de creadores con estilo propio está representada en el cine de títeres por Lubomír Beneš, Jan Švankmajer y Jiří Bárta. Lubomír Beneš logró un gran éxito internacional con la adaptación para títeres del cuento clásico del rey Midas, “Král a skřítek”, El rey y el gnomo (1980). Su serie cómica “A je to!”, Pat y Mat, se ganó los corazones de los espectadores más pequeños.
Antes de empezar a dedicarse a la cinematografía Jan Švankmajer trabajó en la Linterna Mágica donde participó en las producciones que combinaban de una manera muy poética el teatro de actor, danza y cine. Es considerado como el creador de animación con uno de los estilos más peculiares que lleva marcados rasgos surrealistas. Rodó sus primeras películas en los años sesenta y hoy es uno de los creadores del cine animado vivientes más conocidos incluso fuera de su país.
La más destacada obra de Jiří Bárta es “Krysař”, El flautista de Hammelín (1985), una película de títeres basada en la antigua leyenda alemana, adaptada por el escritor checo Viktor Dyk.
Es de admirar con qué gracia supieron los creadores de cine animado superar los obstáculos y limitaciones del régimen totalitario. Seguramente fue una lucha muy dura, muchos proyectos no se pudieron realizar, otros fueron censurados, criticados o confiscados. A pesar de ello nacieron tantas obras extraordinarias de las que muchas pertenecen a la caja de tesoro del patrimonio cinematográfico mundial. El éxito internacional ayudó a los creadores como Trnka, Pojar, Zeman y Švankmajer a rodar películas según sus ideas.
La ventaja de la cinematografía nacionalizada fue el gran apoyo económico del estado, que se acabó después de la caída de socialismo y la desnacionalización de la industria cinematográfica. La producción checa de películas animadas cayó así en una difícil crisis financiera.
Actualmente nace una limitada cantidad de películas animadas. Entre los creadores, que lograron el éxito no sólo en su país, sino también en el extranjero, figuran Jan Švankmajer (“Něco z Alenky”, Algo de Alicia, 1992, “Lekce Faust”, Lección Faust, 1996), el director de películas de títeres Aurel Klimt, los maestros de la animación total Pavel Koutský –p. ej., Curriculum vitae (ganó el Oso de Oro en el festival de Berlín) y Michaela Pavlátová – su película “Řeči, řeči, řeči”, Talks, talks, talks (1992) fue nominada al Oscar.
El premio de la Academia Americana del Cine lo ganó otro checo, Jan Pinkava, que crea sus películas en el estudio americano de Pixar (pionero en la animación por ordenador). La película premiada se llama “Geri´s game”, El juego de Geri (1998).
La cinematografía checa de animación no se nutre sólo de su famosa tradición, sino que cuenta con muchos creadores de gran talento y originalidad que esperan su oportunidad para poder demostrar el famoso arte checo de animación en el ámbito internacional.
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