Hasta finales del siglo XIX no se creia que hubiera seres vivos en profundidades mayores a 2.000 metros.
Un siglo después, en 1977, los biólogos descubrieron que por debajo de los 2.500 metros existía una fauna más abundante de la que se pensaba: cangrejos gigantes, mejillones de 30 cm... Las masas de agua en los fondos abisales están calentadas por chimeneas hidrotérmicas que se abren en las partes inestables de la corteza terrestre.
Cuando se forma una de ellas, el agua del mar se introduce en la roca al rojo vivo y es expulsada, después de haber hervido a causa de la temperatura de la chimenea, a unos 420 grados centígrados. Esos medios rebosan vida.
A esa frofundidad no hay estaciones, ni turbulencias en el agua, y la temperatura es siempre la misma, aunque nunca es superior a 2 grados centígrados. Pero incluso ahí llega la energía solar en forma de "nieve del mar", que son los restos en descomposición de los organismos que habitan más arriba.
Son muchas, sin saber cuántas, las especies de predadores que allí nadan; su aspecto es a menudo monstruoso y, para atraer a sus presas, luminescente. También hay formas de vida que se basan en la existencia de aguas termales que se localizan a lo largo de las fracturas de la corteza terrestre, que son las dorsales oceánicas donde se produce de manera continua la materia que va a formar las placas continentales.
Las especies de las profundidades marinas, además, viven de una manera bastante diferente que sus hermanos de agua poco profunda. Por ejemplo, los peces abisales tienen un metabolismo mucho más pausado, y por ello tienden a vivir más tiempo y reproducirse más lentamente.
Peces bioluminiscentes
Generalmente, las especies que viven en las aguas abisales o en la capa de penumbra (capa superior de las aguas abisales) suelen ser bioluminiscentes, es decir, producen su propia luz, que pueden utilizar para atraer a sus presas (algunos peces tienen su órgano luminiscente dentro de la boca), para identificarse con otros ejemplares de su especie o para escapar de algún peligro. Tal luz está producida generalmente por una colonia de bacterias específicas que viven en el interior del pez.
Además, los peces que viven en la capa de penumbra tienen ojos muy desarrollados, no como los de la capa abisal, que suelen tener ojos pequeños y menos desarrollados.
La zona abisal es un área de profundidades mayores a 2.000 metros en la que reinan presiones de más de 200 atmósferas (> 200 kg/cm2), en oscuridad total y con un margen de temperaturas de -1 a 5 ºC. Puesto que no hay luz por debajo de aproximadamente los 600 metros, la fuente de energía primaria es una lluvia de materia orgánica de las aguas menos profundas, incluyendo cadáveres de peces u otros animales marinos muertos.
Asombrosamente, los animales que viven en la zona abisal son miembros de los mismos grupos que los que encontramos en las capas superiores. Así, hallamos pulpos, calamares, peces, moluscos, equinoides y gusanos. La diferencia es que estas formas abisales han desarrollado sistemas adaptados a su entorno y no les afectan las presiones tan enormes porque desde que nacieron sus órganos internos ya se hallaban sometidos a tales presiones, es decir, estaban en contacto con el medio y no han experimentado una diferencia de presión.
Características de los peces abisales
La mayoría de los peces abisales son pequeños y poseen cuerpos blandos y huesos pequeños, debido en parte a la ausencia de calcio, necesario para la formación de espinas, y de vitamina D, necesaria para unos huesos consistentes.
Las criaturas abisales tienden a tener bocas grandes, dientes largos y estómagos alargables. Estos peces deben ingerir la comida y tragarla, incluso si es más grande que ellos. Ya que la próxima comida puede tardar en llegar.
Un siglo después, en 1977, los biólogos descubrieron que por debajo de los 2.500 metros existía una fauna más abundante de la que se pensaba: cangrejos gigantes, mejillones de 30 cm... Las masas de agua en los fondos abisales están calentadas por chimeneas hidrotérmicas que se abren en las partes inestables de la corteza terrestre.
Cuando se forma una de ellas, el agua del mar se introduce en la roca al rojo vivo y es expulsada, después de haber hervido a causa de la temperatura de la chimenea, a unos 420 grados centígrados. Esos medios rebosan vida.
A esa frofundidad no hay estaciones, ni turbulencias en el agua, y la temperatura es siempre la misma, aunque nunca es superior a 2 grados centígrados. Pero incluso ahí llega la energía solar en forma de "nieve del mar", que son los restos en descomposición de los organismos que habitan más arriba.
Son muchas, sin saber cuántas, las especies de predadores que allí nadan; su aspecto es a menudo monstruoso y, para atraer a sus presas, luminescente. También hay formas de vida que se basan en la existencia de aguas termales que se localizan a lo largo de las fracturas de la corteza terrestre, que son las dorsales oceánicas donde se produce de manera continua la materia que va a formar las placas continentales.
Las especies de las profundidades marinas, además, viven de una manera bastante diferente que sus hermanos de agua poco profunda. Por ejemplo, los peces abisales tienen un metabolismo mucho más pausado, y por ello tienden a vivir más tiempo y reproducirse más lentamente.
Peces bioluminiscentes
Generalmente, las especies que viven en las aguas abisales o en la capa de penumbra (capa superior de las aguas abisales) suelen ser bioluminiscentes, es decir, producen su propia luz, que pueden utilizar para atraer a sus presas (algunos peces tienen su órgano luminiscente dentro de la boca), para identificarse con otros ejemplares de su especie o para escapar de algún peligro. Tal luz está producida generalmente por una colonia de bacterias específicas que viven en el interior del pez.
Además, los peces que viven en la capa de penumbra tienen ojos muy desarrollados, no como los de la capa abisal, que suelen tener ojos pequeños y menos desarrollados.
La zona abisal es un área de profundidades mayores a 2.000 metros en la que reinan presiones de más de 200 atmósferas (> 200 kg/cm2), en oscuridad total y con un margen de temperaturas de -1 a 5 ºC. Puesto que no hay luz por debajo de aproximadamente los 600 metros, la fuente de energía primaria es una lluvia de materia orgánica de las aguas menos profundas, incluyendo cadáveres de peces u otros animales marinos muertos.
Asombrosamente, los animales que viven en la zona abisal son miembros de los mismos grupos que los que encontramos en las capas superiores. Así, hallamos pulpos, calamares, peces, moluscos, equinoides y gusanos. La diferencia es que estas formas abisales han desarrollado sistemas adaptados a su entorno y no les afectan las presiones tan enormes porque desde que nacieron sus órganos internos ya se hallaban sometidos a tales presiones, es decir, estaban en contacto con el medio y no han experimentado una diferencia de presión.
Características de los peces abisales
La mayoría de los peces abisales son pequeños y poseen cuerpos blandos y huesos pequeños, debido en parte a la ausencia de calcio, necesario para la formación de espinas, y de vitamina D, necesaria para unos huesos consistentes.
Las criaturas abisales tienden a tener bocas grandes, dientes largos y estómagos alargables. Estos peces deben ingerir la comida y tragarla, incluso si es más grande que ellos. Ya que la próxima comida puede tardar en llegar.
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