miércoles, 20 de julio de 2011

LA EJECUCIÓN DEL EMPERADOR MAXIMILIANO

La ejecución del Emperador Maximiliano
Autor:Edouard Manet
Fecha:1867
Museo:Städtische Kunsthalle (Mannheim)
Características:252 x 305 cm.
Material:Oleo sobre lienzo

El interés de Manet por mostrar episodios de la vida moderna le lleva a realizar esta magnífica obra. En 1864, el archiduque Maximiliano de Austria fue llevado al trono de México por Napoleón III, emperador de la Restauración francesa. El objetivo era conservar un Estado títere sometido al neocolonialismo francés tras el período revolucionario. Esta política no fue vista con buenos ojos por el pueblo francés, ya que sus gobernantes se vieron obligados a subir los impuestos para financiar la empresa. En cuanto las tropas francesas que habían apoyado al nuevo emperador se retiraron del territorio mexicano, los nacionalistas del liberal Juárez capturaron y fusilaron al intruso, junto a sus generales Miramón y Mejía, el 19 de junio de 1867, en Querétaro. El suceso motivó la airada crítica de los liberales y los republicanos franceses, entre los que se contaba el pintor. Manet interpreta este episodio desde el punto de vista del crítico feroz al sistema imperialista del régimen francés. Así, Maximiliano aparece como el chivo expiatorio de los pecados de Francia, fusilado por un escuadrón de soldados que no visten el uniforme mexicano sino el francés, ataviados con el kepis para culpar a Napoleón III del suceso. Quien sí lleva sombrero mejicano es Maximiliano, como si fuera un halo de heroicidad. Esta provocación al gobierno fue contestada mediante la prohibición a Manet de exhibir públicamente el lienzo, veto que se mantuvo hasta 1879. Manet lleva a cabo aquí una revisión de sus postulados pictóricos: sus referencias a los maestros del pasado, especialmente del Siglo de Oro español, sobre todo en el tratamiento de las telas y el espacio, mientras que los colores y el humo de los fusiles remiten a las teorías cromáticas de sus compañeros impresionistas. Además, empleó fotografías del hecho, así como tomó apuntes del natural sobre soldados franceses, todo ello para favorecer la objetividad en el tratamiento del tema, casi como el de la narración periodística. Por supuesto, su imparcialidad queda totalmente contradicha en el enfoque victimista del fusilamiento. Es importante resaltar el homenaje que Manet tributa aquí a uno de los grandes genios de la pintura universal, Francisco de Goya: interpreta el cuadro llamado el Tres de Mayo en Madrid, aunque está muy lejos de conseguir el dramatismo y la pasión que el aragonés volcara en aquella visión tétrica de la guerra española contra los franceses. Como ocurre en otras obras - Desayuno en la hierba, por ejemplo - Manet recurre al abocetado en las figuras del fondo y de Maximiliano y sus generales, para provocar la sensación de lejanía y obtener el efecto del humo de la pólvora, en lo que sigue a Velázquez. Mientras, en el primer plano nos muestra su esmerado dibujo, aprendido en el taller de Couture y perfeccionado con las copias que realizó en el Louvre. Este tratamiento es el que habitualmente sigue el artista en aquellas obras que iba a presentar en el Salón. Evidentemente, Manet esperaba un triunfo con este lienzo y no un nuevo escándalo y posterior rechazo, como verdaderamente ocurrió.

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