Ahora que los medios de comunicación ponen en titulares todos los casos de piratería en Somalia sin ni siquiera molestarse en buscar las causas, demonizando a los piratas y pidiendo como siempre castigos ejemplares hoy voy a indagar un poco más en las causas de éste conflicto.
Somalia, sumida en una cruenta guerra civil desde hace casi dos décadas, está viviendo un desgobierno total, ni siquiera exiten fronteras exteriores e interiores definidas, lo que ha llevado a intervenciones más o menos clandestinas por vecinos como Etiopía o Eritrea, además de un expolio flagrante de la pesca local por parte de otro estados, la mayoría europeos aprovechando el descontrol, faenan ilegalmente atunes, camarones y langostas. También al vertido de sustancias tóxicas, residuos nucleares provenientes de la Unión Europea, según la ONU y gestionados por la mafia italiana.
El tsunami de 2004 no sólo terminó de destrozar la pesca, sino que llevó a las playas barriles de deshechos nucleares, de plomo y mercurio que intoxicaron las aguas, unos 300 somalíes murieron por la radioactividad. Al año siguiente arreció la piratería, liderada por algunos señores de la guerra y progatonizada por pescadores que no tenían nada que perder. Un 20% del suministro mundial de petróleo navega por esas aguas.
Lo peor es la negociación del rescate. Se hace mediante contactos en Londres, a través de una compleja trama que involucra a señores de la guerra somalíes, mafias europeas y abogados británicos. De hecho entre los corsarios no solo hay ex-pescadores somalíes, sino también mercenarios ingleses y albano-kosovares.
Los más favorecidos en el lucro son los jefes de milicias que dominan parte del pais y los financistas de estos operativos que residirian afuera de Somalia. Por otro lado, a través de una información emanada de Cadena SER de España en el mes de mayo de 2009, se ha conjeturado que los bandidos recibirían apoyo de inteligencia desde Londres en cuanto a la elección previa de sus presas.
La solución no pasa por el patrullaje y la represión militar, como se pide insistentemente en los círculos políticos de éste país sino por la reconstrucción política y económica de una sociedad en ruinas, en la que el caos, el hambre y la violencia empujan a la gente a una vida criminal.
Así que menos hipocresía ya que dentro de la explotación de éste país por parte de Europa y Estados Unidos existe también la hipocresía de que quien gana realmente el dinero está en la City londinense y en los vendedores de armas occidentales.
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