
En 1850 organizó una gira de conciertos por Estados Unidos para la famosa soprano sueca Jenny Lind. Tras varias legislaturas como político en el estado de Connecticut, comenzó en Brooklyn, Nueva York, en 1871, su mayor empresa como hombre del mundo del espectáculo: un circo itinerante de tres pistas, en el que además había dos escenarios, con lo que podían ser representados cinco espectáculos simultáneamente que incluía una jaula de fieras (donde presentaba a Jumbo el elefante) y un museo que contenía fenómenos de la naturaleza; se anunciaba como "el mayor espectáculo del mundo". La organización se fusionó en 1881 con el circo de otro empresario estadounidense, James Anthony Bailey; el circo de Barnum & Bailey donde se podía ver a el enano Tom Pouce, que medía exactamente 69 centímetros.
Yo-Yo, el hombre-perro, que en realidad se llamaba Theodor Pet
eroff, un ruso que poseía un extraordinario sistema piloso de largos pelos rubios y dóciles que cubrían todo su cuerpo, incluso hasta en párpados y en la yema de los dedos. Su pelaje era tan espeso que no era raro confundirlo con un perro grande.

La pareja de caucho Etta Lake y Jean Morris, quienes podían estirar su piel por todas partes hasta alcanzar sin ninguna dificultad veinte o treinta centímetros desde su cuerpo. El hombre puro-hueso fue Jonathan Bass. A este pobre hombre debido a una extraña enfermedad se le endurecieron poco a poco cartílagos y músculos hasta transformarse en huesos. Cuenta la leyenda que poco después de su muerte su cuerpo se hizo de piedra. El esqueleto viviente era James Coffey, quien no pesaba más de 32 kilos y medía 1,80 mts. Comía normalmente y aparentaba mantenerse perfectamente fuerte.

En una barraca vecina estaba la “Triste Susana”; Barnum ofrecía el premio de mil dólares a quien la hiciera reír. Lo que Barnum nunca explicó a los preparados aficionados fue que la pobre Susana tenía la cara totalmente paralizada.

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